Dirección y Arbitraje de Torneos - Publicación Elo Nacional e Internacional - Seminarios - Cursos para Arbitros - Actualidad del Ajedrez - Torneos en desarrollo - Reglamentos - Actividades FECODAZ. AI. JOSE JESUS CALLE - MANIZALES - Colombia –

25 junio 2014

Chicas en jaque perpetuo

por Leontxo García

25/06/2014 – No es fácil explicar por qué las mujeres juegan al ajedrez muchos menos y generalmente peor que los hombres. Apenas se ven diferencias en la niñez, pero sí entre los adolescentes, como los que disputan el Campeonato de España sub-14 de Selecciones Autonómicas en Boo de Piélagos (Cantabria), donde todos los equipos deben estar formados por 3 chicos y 3 chicas.

La histórica inferioridad femenina en ajedrez se ve menos entre los sub-14

 La murciana María Pilar López, de 12 años, tiene una opinión clara: “Cuando llega la pubertad, muchas chicas pierden interés en el ajedrez porque les atraen más otras cosas, como conocer gente. En cambio, para los chicos es muy importante competir y ganar, y están más motivados para seguir jugando”. ¿Y por qué ella es una de las excepciones? “Porque otras chicas piensan que esto es un rollo. Creen que tienes que estar todo el día jugando o pensando en la próxima partida, y no es así. Por ejemplo, en torneos como éste conoces a mucha gente interesante, y después de cada partida tienes tiempo para divertirte, y para todo en general”.
Maria Pilar Lopez
Aunque también juega al baloncesto y recibe clases de pintura, en su caso puede afirmarse que el ajedrez es un elemento natural e importante de su vida, porque empezó a jugar a los 5 años, cuando se apuntó a las clases que daban en el colegio Maristas de Murcia. Y los éxitos también son otro estímulo para seguir compitiendo: fue 3ª de España sub 8 y campeona sub 10, y este año se ha proclamado campeona sub 12 mixta (chicos y chicas) de Murcia. Su objetivo deportivo es “seguir subiendo al podio al menos una vez en todas las categorías”.
Las hermanas gemelas Paula y Yaiza Rupérez nacieron en 2003, y por tanto están llegando a ese momento crítico en que más de un 80% de las niñas dejan de jugar al ajedrez de competición. Pero una conversación con ellas indica que es muy improbable que ello ocurra en su caso. Se las ve muy contentas en el ambiente del deporte mental: “Si consigues buenos resultados puedes ir por todo el mundo y conocer un montón de gente. Es muy divertido”, dice Yaiza. Paula añade: “Además, varias de las competiciones donde vamos son por equipos, y entonces te lo pasas aún mejor”. Y las dos rematan casi a dúo: “El ajedrez te enseña a ganar y a perder; eso es muy importante”.

Estas dos sorianas de Almazán reconocen que algunos compañeros de clase las envidian, pero son más quienes las tratan como las estrellas del colegio, y eso les gusta. Además, sus padres le echan mucho entusiasmo para paliar el problema de que Almazán está muy lejos de casi todo el resto de Castilla y León, lo que obliga a buscar competiciones y actividades en territorios más cercanos, como Aragón, La Rioja o Navarra. Yaiza fue campeona de España sub 8; Paula, doble campeona de Aragón sub 10. A pesar de que el desparpajo, la madurez y la cultura general que muestran cuando hablan es muy superior a lo normal entre adolescentes, aún no han dejado la niñez: a Paula le gustan los dinosaurios; a Yaiza, los caballos y la astronomía; a ambas, el tiro con arco.

El gran misterio del ajedrez –por qué las mujeres son muy inferiores a los hombres en número de practicantes y en calidad técnica- probablemente se difuminará cuando cambien algunas costumbres: en la mayoría de los países es tan raro regalar una muñeca a un niño como un juego de ajedrez a una niña. Eso explica que incluso en sub 8 haya más niños que niñas.

Pero también hay una influencia hormonal, porque el ajedrez es tremendamente competitivo: la suerte casi no existe; no se le puede echar la culpa de la derrota al árbitro, al terreno embarrado o a la lluvia. Cuando llega la pubertad, el cerebro de los niños se inunda de testosterona, que les incita a competir agresivamente; para la mayoría de los chicos, ser los mejores en algo es muy importante. A la misma edad, el cerebro de las niñas se llena de progesterona, y la mayoría de ellas tiene como prioridad ampliar sus redes sociales y contactos; competir y ganar no es prioritario a esa edad para las chicas. Es cierto que unos años después, cuando ingresan en la universidad, muchas se vuelven muy competitivas, pero ya es tarde desde el punto de vista del alto rendimiento: recuperar lo que no se progresa entre los 12 y los 18 años es casi imposible.
Los entrenadores de gran experiencia en el trato con niños y adolescentes aprueban esa teoría. El valenciano Julen Arizmendi, excampeón de España, pone un ejemplo muy concreto: “Las grandes jugadoras rusas trabajan con técnicos de primera fila mundial y un derroche de medios y presupuesto. Sin embargo, hay poquísimas que puedan competir con los hombres de primera fila, lo que lleva a pensar que hay una explicación biológica”.

El murciano Abel Ojaos tampoco tiene duda alguna: “Es un proceso clarísimo y muy repetido. Entre los niños y niñas hay pocas diferencias, tanto en interés como en calidad. Pero en cuanto las chicas empiezan a preocuparse por su peinado o por pintarse las uñas, la gran mayoría desaparece de los torneos. A esa misma edad, los chicos están mucho más motivados para competir”.

Juan Millán Baizán, delegado de Castilla y León, incide en una comparación significativa: “En general, las mujeres rinden mejor que los hombres en la universidad, y sin embargo las adolescentes compiten peor que los chicos en ajedrez. Eso indica que la teoría hormonal tiene mucho sentido”.

La gran excepción de la inferioridad de las mujeres en el ajedrez son las tres hermanas húngaras Polgar, cuyos éxitos contra hombres de gran nivel han hecho historia. Una de las claves está en su educación: nunca fueron al colegio, excepto para los exámenes; sus padres las educaron en casa con el ajedrez como una asignatura más. De modo que la pubertad no significó ningún cambio para ellas en cuanto al deporte mental, porque formaba parte esencial de sus vidas.

Algo similar ocurre con la valenciana (de origen catalán) Marta García, la jugadora con más alta puntuación Elo (1.855) de las participantes en este Campeonato de España y actual campeona mixta de Valencia sub 18, a pesar de que tiene 14 años. Nunca ha ido al colegio porque sus padres son firmes defensores de la educación en casa, y está convencida de que sus padres han acertado: “Vivo menos estresada, y no echo de menos la vida social de un colegio porque la practico en otras actividades, como cuando voy a clases de piano o a los torneos de ajedrez. Si tengo hijos, y la educación en España sigue entonces tan mal como está ahora, les ofreceré la posibilidad de que hagan lo mismo que yo”. No ha sentido la tentación de dejar el ajedrez: “Al contrario, cuando juego un torneo como éste siento que estoy en mi sitio, donde debo estar”.

Fuente: www.chessbase.com